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Cómo detener al crítico interno
En psicología, llamamos crítico interno a ese diálogo mental cargado de juicios severos, que suele repetirse en forma de frases automáticas: “no eres suficiente”, “siempre lo haces mal”, “nunca vas a lograrlo”. Lejos de ser una voz innata, el crítico interno es un constructo psíquico aprendido. Surge de la internalización de mensajes que recibimos en la infancia y adolescencia de figuras significativas: padres, docentes, líderes, incluso pares. Con el tiempo, estas voces externas se integran en el sistema de creencias y conforman un “yo observador” que busca anticipar el juicio social. Origen y función evolutiva Desde una perspectiva evolutiva, este mecanismo tuvo sentido adaptativo: ayudaba a regular la conducta para evitar el rechazo y mantener la pertenencia al grupo, lo cual era vital para la supervivencia. En ese contexto, una “voz correctiva” interna servía como brújula para no romper normas que podían poner en riesgo la cohesión social. En una psique sana, el crítico cumple una función de auto-regulación moderada: permite revisar acciones, evaluar consecuencias y aprender de los errores. En otras palabras, puede convertirse en un evaluador interno constructivo, semejante a la función del “superyó” descrito por Freud, o al concepto de “voz guía” en enfoques más contemporáneos. Cuando se convierte en problema El conflicto aparece cuando el crítico interno se rigidiza y adopta un tono punitivo. Esto ocurre, por ejemplo, en entornos familiares o educativos donde predominan la exigencia excesiva, el perfeccionismo o la falta de validación emocional. El resultado es una autocrítica destructiva que erosiona la autoestima, disminuye la motivación y genera síntomas como ansiedad, culpa crónica o bloqueos en la acción. Ejemplos: - Antes de hablar en público, la mente insiste: “me voy a equivocar, todos se van a dar cuenta de que no sé nada”. - Tras un error en el trabajo: “soy un incompetente, nunca hago nada bien”. - Al intentar un cambio personal: “para qué lo intentas si igual no vas a lograrlo”.
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Autocompasión
En esta semana vamos a hablar de un tema central en la psicología contemporánea: la autocompasión. Para comprenderla, primero necesitamos entender de dónde provienen las emociones que más suelen dañarnos por dentro: la vergüenza, la culpa y la autocrítica. ¿Por qué sentimos vergüenza, culpa y autocrítica? Estas tres respuestas emocionales tienen una función adaptativa y evolutiva. Nos ayudaron a sobrevivir como especie y a mantener la cohesión social. - Vergüenza: aparece cuando sentimos que no cumplimos con las expectativas del grupo. En un entorno ancestral, el rechazo social significaba aislamiento y peligro real. Ejemplo actual: después de cometer un error en el trabajo, alguien piensa “ahora todos van a verme como incompetente”. - Culpa: surge cuando hemos hecho algo que percibimos como dañino para otros o contrario a nuestros valores internos. Es un regulador moral que impulsa a reparar. Ejemplo: discutir con un familiar y sentir la necesidad de disculparse. - Autocrítica: es un mecanismo interno que intenta anticipar y corregir errores antes de que los demás nos juzguen. Ejemplo: después de hablar en público, repetirse mentalmente “lo hice fatal, nunca soy lo suficientemente bueno”. ¿Qué ocurre cuando se exageran? En una psique sana, estas emociones son señales temporales que orientan hacia un ajuste de conducta o hacia la reparación de un vínculo. Pero en un entorno psicológico tóxico (externo o interno), se convierten en estados crónicos: - La vergüenza excesiva nos lleva a escondernos, aislarnos y sentir que no merecemos pertenecer. - La culpa desproporcionada paraliza, produce rumiación constante y nos hace cargar con responsabilidades que no son nuestras. - La autocrítica destructiva erosiona la autoestima, disminuye la motivación y puede convertirse en un círculo de autoataque. ¿Cómo deberían funcionar en un entorno saludable? - La vergüenza sana es breve: aparece, nos muestra que algo no salió como esperábamos, y se disuelve cuando integramos el aprendizaje. - La culpa sana es proporcional al acto y nos impulsa a reparar de manera constructiva, no a castigarnos sin fin. - La autocrítica funcional se transforma en autoevaluación realista: reconocer errores sin confundirlos con la identidad personal.
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👉 Hoy vamos a hacer un ejercicio práctico.
⏰ Tiempo: unos 30 minutos. 📝 Materiales: una hoja de papel y un bolígrafo o lápiz. 🏡 Lugar: en casa, en un espacio tranquilo donde nada te interrumpa. ✍️ Paso a paso 1. Dibuja un círculo en el centro de la hoja. 2. Dentro del círculo escribe frases que representen tu “yo exterior”, aquello que los demás suelen ver de ti. Ejemplos: “soy fuerte”, “siempre sonrío”, “me adapto”, “resuelvo rápido”. 3. Fuera del círculo anota lo que muchas veces ocultas o no muestras fácilmente. Ejemplos: “a veces me siento sola”, “me cuesta pedir ayuda”, “me agota sostener a todos”, “no sé cómo decir que no”. 4. Tómate unos minutos para mirar lo que escribiste y reflexiona: 🌱 ¿Por qué es valioso este ejercicio? Porque nos permite ver, con claridad, las dos caras que llevamos dentro: la que mostramos y la que escondemos. Al ponerlas sobre el papel, dejamos de dividirnos, comprendemos que todo eso forma parte de nosotras y que ninguna parte merece ser rechazada. La fuerza aparece cuando aceptamos también lo que duele. Ahí la vida se vuelve más ligera, auténtica y profundamente real. ✨ 💬 Cuéntame en los comentarios qué descubriste con este ejercicio. Compartir tu experiencia puede ayudarte a ti y también inspirar a otras. Vamos a conversar juntas.
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Cómo puede ser útil la vulnerabilidad
En continuación a este tema, comparto un video sobre vulnerabilidad y cómo puede transformarse en una herramienta de conexión y crecimiento. Dale play
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Cómo puede ser útil la vulnerabilidad
¿Qué es la vulnerabilidad (de verdad)?
La vulnerabilidad no es llorar todo el tiempo. No es contar tu vida a cualquiera. No es debilidad. Vulnerabilidad es decir la verdad sobre lo que sientes, incluso si te da miedo. Es bajar la guardia contigo misma. Es reconocer: “Esto me duele. Esto me importa. Esto no lo tengo resuelto”. 💡 Esta semana no vamos a forzarnos a abrirnos, sino a mirar lo que ya está dentro de nosotras y que necesita ser visto, sin máscaras. 📌 Reflexión suave del día: Estas preguntas son para ayudarte a detectar dónde aún usas “la máscara de fuerza” por miedo a mostrar tu parte más real. No hay respuestas correctas. Solo sinceras. 1. ¿En qué situaciones me cuesta mostrar lo que siento de verdad?📍 Ejemplos:— En el trabajo, cuando estoy saturada, pero digo “todo bien” para no parecer débil— En mi familia, cuando me duele algo, pero sonrío para no preocupar a nadie— Con mis amigas, cuando necesito apoyo, pero me callo para no “molestar” 2. ¿Cuándo fue la última vez que fingí estar bien para no parecer “débil”?📍 Ejemplos:— Ayer, cuando discutí con mi pareja y luego salí con una sonrisa— Hace unos días, cuando lloré sola y luego dije “solo estoy cansada”— Esta mañana, cuando me sentí insegura frente al espejo, pero me vestí como si nada 🎯 Objetivo del día: Ver con más claridad en qué momentos eliges el silencio o la imagen de control, y empezar a cuestionar si eso realmente te hace sentir mejor… o solo más sola. Ser fuerte también es decir: “hoy no puedo con todo”.
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Del Dolor al Poder
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Un club para quienes están cansadas de ser fuertes y quieren volver a sí mismas con suavidad — sin presión, sin culpa y sin el “tengo que”.
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