Cómo detener al crítico interno
En psicología, llamamos crítico interno a ese diálogo mental cargado de juicios severos, que suele repetirse en forma de frases automáticas: “no eres suficiente”, “siempre lo haces mal”, “nunca vas a lograrlo”.
Lejos de ser una voz innata, el crítico interno es un constructo psíquico aprendido. Surge de la internalización de mensajes que recibimos en la infancia y adolescencia de figuras significativas: padres, docentes, líderes, incluso pares. Con el tiempo, estas voces externas se integran en el sistema de creencias y conforman un “yo observador” que busca anticipar el juicio social.
Origen y función evolutiva
Desde una perspectiva evolutiva, este mecanismo tuvo sentido adaptativo: ayudaba a regular la conducta para evitar el rechazo y mantener la pertenencia al grupo, lo cual era vital para la supervivencia. En ese contexto, una “voz correctiva” interna servía como brújula para no romper normas que podían poner en riesgo la cohesión social.
En una psique sana, el crítico cumple una función de auto-regulación moderada: permite revisar acciones, evaluar consecuencias y aprender de los errores. En otras palabras, puede convertirse en un evaluador interno constructivo, semejante a la función del “superyó” descrito por Freud, o al concepto de “voz guía” en enfoques más contemporáneos.
Cuando se convierte en problema
El conflicto aparece cuando el crítico interno se rigidiza y adopta un tono punitivo. Esto ocurre, por ejemplo, en entornos familiares o educativos donde predominan la exigencia excesiva, el perfeccionismo o la falta de validación emocional. El resultado es una autocrítica destructiva que erosiona la autoestima, disminuye la motivación y genera síntomas como ansiedad, culpa crónica o bloqueos en la acción.
Ejemplos:
  • Antes de hablar en público, la mente insiste: “me voy a equivocar, todos se van a dar cuenta de que no sé nada”.
  • Tras un error en el trabajo: “soy un incompetente, nunca hago nada bien”.
  • Al intentar un cambio personal: “para qué lo intentas si igual no vas a lograrlo”.
El secreto de una mente saludable
El objetivo no es eliminar esa voz —no es posible—, sino aprender a modularla y negociar con ella. La clave está en reconocerla como una parte interna que intenta protegernos (aunque con métodos poco eficaces) y transformarla en un aliado crítico-constructivo.
Este proceso se logra a través de:
  • Psicoterapia, para identificar el origen histórico de esas voces y reestructurar creencias limitantes.
  • Entrenamiento en autocompasión y mindfulness, que permite observar los pensamientos sin fusionarse con ellos.
  • Generación de nuevos hábitos psicoemocionales, practicando un lenguaje interno más amable y realista, que fomente la resiliencia y el aprendizaje.
En definitiva, una psique equilibrada no se basa en el silencio del crítico, sino en la capacidad de responderle con autoridad y compasión, integrando su función reguladora sin permitir que se vuelva tiránica.
✍️ Mini ejercicio:
Notas de amabilidad
Cada vez que recuerdes hacerlo, anota en tu celular o en un papel una frase amable hacia ti misma. Puede ser algo corto, como:
  • “Estoy aprendiendo y eso es valioso”
  • “Hoy me esfuerzo y eso cuenta”
  • “Merezco descanso”
La meta es llegar a mínimo cinco notas por día.
Cuando acumules 30 frases en total, celébralo regalándote un detalle: un café especial, un postre rico, una flor para ti.
De esta manera, conviertes el entrenamiento de la autocompasión en un juego: cada nota es un punto ganado, y el premio es un recordatorio de que cuidarte también puede ser algo dulce y divertido.
🌱 Ejercicio profundo:
Carta al crítico interno
Objetivo
Transformar la autocrítica destructiva en un diálogo regulado. Reconocer al crítico como una parte de ti que intenta protegerte, pero aprender a responderle desde tu “yo adulto”, con firmeza y compasión.
Materiales
  • Hoja y pluma (o cuaderno especial para el trabajo interior).
  • Un espacio tranquilo, sin interrupciones.
Tiempo recomendado
20–30 minutos.
Paso a paso
  1. PreparaciónSiéntate en silencio y toma tres respiraciones profundas. Reconoce que tu intención no es eliminar la voz crítica, sino escucharla y responderle de una nueva manera.
  2. Deja hablar al críticoEn la primera parte de la carta, escribe como si el crítico interno fuera otra persona.
  • Dale permiso de expresarse libremente:
  1. Responde desde tu “yo adulto”Ahora cambia de voz. Imagina que eres tu versión adulta, consciente y compasiva, la que tiene la capacidad de poner límites claros.
  • Agradece al crítico por su intención de protegerte.
  • Señala lo que sí reconoces como útil (ejemplo: “a veces me ayudas a no olvidar detalles”).
  • Marca con claridad lo que ya no aceptarás: “cuando me insultas o me paralizas, no me ayudas, me lastimas”.
  • Redefine el tono: transforma las frases punitivas en recordatorios constructivos.
Ejemplo:
  • Crítico: “Nunca haces nada bien”.
  • Yo adulto: “Sí, cometo errores, pero también aprendo de ellos. Necesito que me hables con respeto”.
  1. IntegraciónCierra la carta con un párrafo donde establezcas cómo quieres que sea la relación con tu crítico de ahora en adelante. Usa frases como:
  • “Acepto tu presencia, pero yo decido el tono con el que me hablas”.
  • “Quiero que seas un consejero, no un verdugo”.
  • “Tu voz puede existir, pero bajo mis reglas”.
Recomendación final
Guarda esta carta. Cuando notes que la autocrítica vuelve con fuerza, vuelve a leer tu respuesta. Reescribirla periódicamente te ayudará a reentrenar el diálogo interno hasta que esa voz pierda poder y se convierta en un recordatorio más equilibrado.
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Ekaterina Komleva
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