La intuición es la capacidad de la mente de llegar a una comprensión, decisión o percepción sin necesidad de un razonamiento consciente, lógico o deliberado. Surge como un conocimiento inmediato, rápido y global, que integra experiencias previas, memoria implícita, patrones aprendidos y señales emocionales. Elementos clave de la intuición: 1. No consciente → opera debajo del umbral de la atención racional. 2. Rápida y automática → aparece como corazonada, certeza o sensación súbita. 3. Basada en experiencia → se nutre de información acumulada, aun cuando no la recordemos explícitamente. 4. Direccional → orienta a la acción, la decisión o la interpretación de una situación. 5. Dualidad → puede ser altamente precisa cuando está entrenada y basada en expertise, pero también puede inducir sesgos si proviene de emociones no reguladas. La intuición es un microestado mental en el que los PEPPs (Pensamientos, Emociones, Palabras y Percepciones) se organizan de forma sincronizada para ofrecer una respuesta inmediata que orienta al líder en su visión y decisiones, aun sin contar con toda la información explícita. La intuición surge como un “salto perceptual”: tu cerebro conecta información dispersa en milisegundos y lo presenta como una certeza interior. Cuando entrenamos la sincronización neuronal, se incrementa la claridad perceptual, y la intuición deja de ser un “golpe de suerte” para convertirse en una herramienta estratégica.