El metro: la unidad invisible que multiplica rentabilidad en el diseño inmobiliario
Cada vez que despliego una cinta métrica en obra, lo tengo claro: la rentabilidad empieza midiendo bien. En el universo del coliving y los apartaestudios, el metro no es una medida: es una estrategia.
En plena etapa de diseño, un solo centímetro puede decidir si entra un clóset, si cabe una cama adicional o si el baño se convierte en una pesadilla de distribución. Y no es metáfora. En este tipo de proyectos, donde cada metro cuadrado debe generar ingresos, medir con precisión es el primer paso para construir rentabilidad.
Una historia de precisión: el origen del metro
El metro nació con vocación revolucionaria. Literalmente. En 1791, la Francia ilustrada propuso un sistema decimal, universal y basado en la naturaleza: el metro sería la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre, entre el Polo Norte y el ecuador. Una medida científica, sin arbitrariedad ni referencias humanas (como el pie o el codo).
Desde entonces, esta unidad evolucionó: en 1983 se redefinió en función de la velocidad de la luz, lo que la convirtió en una constante física invariable y exacta.
Herramientas: no todo metro es igual
En la práctica, la unidad es la misma, pero los instrumentos varían. Como diseñador y gestor de espacios, combino varias herramientas, según la etapa del proyecto:
Cinta métrica enrollable: flexible y versátil para obra gris.
Metro plegable: ideal para acabados y ajustes en mobiliario.
Telémetro láser: el gran aliado para relevamientos rápidos y precisos, incluso en espacios con obstáculos.
Esta mezcla de herramientas me permite trabajar con precisión en dos frentes: lo técnico y lo estratégico.
Medir para ganar: cada centímetro cuenta en el coliving
En modelos como el coliving, donde se arrienda por cama o unidad habitacional, el costo de cada m² debe ser inferior a su capacidad de generar ingreso. El ROI (retorno sobre inversión) depende de una densidad funcional que no sacrifique confort. Y eso se logra con diseño milimétrico.
Un error de 5 cm puede parecer inofensivo, pero puede impedir el uso de un mueble modular, obligar a rediseñar una cocina o inutilizar un clóset. En un proyecto de 6 unidades, eso puede traducirse en miles de pesos en rediseños, demoras o pérdida de espacio rentable.
¿Cómo se mide un proyecto rentable?
El proceso suele seguir cuatro pasos:
Relevamiento digital con telémetro láser y captura BIM.
Verificación física con cinta y metro plegable.
Ajustes en planos para zonas críticas (esquinas, muebles, pasos).
Simulación de uso: ¿cabe la cama? ¿gira la puerta? ¿puede circular una persona con maleta?
Esa simulación, que se basa en medir bien, es la que permite diseñar espacios que no solo funcionan… sino que también venden.
La regla de oro: el metro como inversión
Medir bien no es solo precisión: es estrategia. El sistema métrico, con su lógica decimal y su estandarización global, permite diseñar para fabricar en serie, optimizar materiales, reducir errores y replicar modelos exitosos en distintas ubicaciones.
Por eso, cada vez que alguien me pregunta cuál es mi herramienta más valiosa, no dudo: el metro. Porque en el mundo del diseño rentable, el centímetro es la nueva moneda.
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Juan Armando Sandoval
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El metro: la unidad invisible que multiplica rentabilidad en el diseño inmobiliario
Viverent
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