17/100 Soltar ...soltar la antigua versión
Hoy mi cuerpo solo me permitió una caminata breve, de apenas 15 minutos. Aunque el impulso de avanzar era fuerte, sentí que cada paso pedía pausa, cuidado y escucha. No fue una jornada de movimiento, sino un recordatorio de que incluso lo pequeño cuenta cuando se hace con conciencia. Esos minutos fueron suficientes para conectar conmigo, respirar profundo y aceptar que hoy el descanso también camina a mi lado. Para mí, soltar es despedirme amorosamente de mi versión anterior de mujer. Es reconocer que ya no me habita, que cumplió su ciclo y me dejó aprendizajes, heridas, fuerza y ternura. Soltarla no es negarla, es agradecerle y permitir que se disuelva para dar paso a quien soy hoy: más consciente, más libre, más fiel a mi esencia. En ese gesto descubrí que soltar no es fragmentarse, es integrarse. Es comprender que cada parte vivida forma un todo, que no hay errores sino evolución, y que cada versión que fui me preparó para esta nueva. Soltar es un acto de renovación profunda, un ritual silencioso donde dejo ir lo que ya no vibra conmigo, para abrir espacio a lo que sí. Me abrazo con compasión y me doy permiso de florecer distinta, sin culpa, sin prisa, sin miedo.