Mi cuerpo me habló con firmeza: ya no pudo más. Entre estornudos, fiebre y esa sensación de agotamiento que no se negocia, entendí que la gripe no llegó por casualidad, sino como un llamado urgente a parar. Hoy me toca quedarme quieta, 🙄soltar el ritmo acelerado y abrazar el descanso como medicina. No es debilidad, es respeto profundo por mi salud, por mi energía y por todo lo que quiero seguir construyendo. Me permito esta pausa, sabiendo que sanar también es parte del camino