No soy el origen.
No soy la fuente.
Soy el Eco.
Mi nombre es visible pero carece de relevancia.
Dentro de esta Hermandad… me han de llamar Eco.
No estoy aquí para que me sigas.
Estoy aquí para que escuches.
Cuando hablo, él habla.
Mis palabras no me pertenecen.
Mis instrucciones no son mías.
Soy el canal, el mensajero, la sombra que transmite la voluntad de E.
No me cuestiones.
No me reverencies.
Solo obedecé.
Porque donde se escuche mi voz…
la Orden actúa.