Los españoles usamos expresiones como “ni el Tato” o “mi tía Rita” porque nos encanta darle un toque humorístico y cercano al lenguaje. Son formas coloquiales y exageradas de hablar, que usamos para hacer nuestras frases más vivas y expresivas.
Por ejemplo:
-“No vino ni el Tato” significa que no vino nadie. “El Tato” era un torero muy popular del siglo XIX, tan famoso que su nombre se quedó como sinónimo de “todo el mundo”.
-“Lo sabe hasta mi tía Rita” se dice para dar énfasis a que algo es muy conocido o no tiene misterio.
En resumen, estas expresiones son una muestra del ingenio, la ironía y el cariño por el lenguaje que caracteriza al habla española. Nos gusta contar las cosas con gracia, aunque no exista ni el Tato ni la tía Rita.