Presentarte (por qué y cómo)
No es obligatorio presentarse. Pero sí es recomendable. No para que te conozcamos, sino para que te sitúes tú dentro del proceso. Cuando nombramos desde dónde llegamos, dejamos de compararnos y empezamos a escucharnos. Si te apetece, puedes presentarte respondiendo a esto: • Qué te ha traído hasta aquí • Qué aspecto de tu ritmo vital sientes más alterado • Qué te gustaría observar (no cambiar aún) No hace falta hacerlo bien. Ni extenso. Ni profundo. Con que sea honesto, basta. Aquí no entrenamos personajes. Entrenamos presencia.