Me acerque una vez a uno de los hombres medicina, nombramiento que da nuestra nación a los que portan el Altar de la medialuna, a pedir instrucción. Sobre un tema que inquietaba mi corazón. Quien luego de escuchar, prendio un tabaco en Silencio, tomando Bendiciones con él, para aclarar la cabeza y el Corazón como enseña la tradición, y dejo el tiempo para que la voz del abuelo apareciera. Luego me Respondió -Nuestra gente nos dejó valores, principios que están ahí guardados en el fuego, frente al fuego, hay muchas vidas puestas en este altar, mucha gente que cuido todo esto. Mientras otra bocanada de humo traía la inspiración, la línea y el retorno. Continuo. -Conoces muy bien los principios, los has aprendidos,solo te falta caminarlos mas tiempo, todo el necesario para que los veas en tu vida. Y no solo en las ideas o las palabras, ya Sean propias o ajenas. Luego otra, de esas pausas que parecen eternas, en ese Misterio de la noche, mientras el fuego brillaba al centro, y el tabaco seguía en sus manos, señal clara que seguía con la palabra. -Todo este poder no nos pertenece, le pertenecemos a él, en la fuente misma de La vida, aprendemos a que sea buen medicina para nuestras vida, una y otra ver pues nos trae se Vuelta al Equilibrio, lo usamos para sanar, pues hemos conocido y enfrentado nuestra propia enfermedad, todas las veces que sea necesario. Respirando Profundo continuo -Creamos mala medicina, pues cometemos errores sin caminar por la impecabilidad, nos falta humildad Sinceridad voluntad y todo eso que se anda rezando, pues en el mundo mismo habita mucha enfermedad, mucha mala medicina también y somos parte del mismo mundo. Y nos toca a cada quien hacer su parte para sanar todo eso. -Acuérdate de que rezabas, de que soñabas cuando te maravillas de todo esto Acuérdate de las veces que te ha tocado el corazón, que has llorado de maravilla ante la inmensidad y te entregas sin trampas ante el misterio, como si se pudiera hacer de otra manera. -Tenemos el poder y la responsabilidad de vivir dignamente, de volver al origen y reconocer la fuente misma de la vida.