𝗘𝗦𝗧𝗢 𝗡𝗢 𝗘𝗦 𝗨𝗡 𝗖𝗔𝗣𝗥𝗜𝗖𝗛𝗢, 𝗘𝗦 𝗨𝗡𝗔 𝗖𝗥𝗜𝗦𝗜𝗦
Estás en el supermercado. La fila es larga, los ruidos son ensordecedores, las luces parpadean… De repente, tu hijo se tapa los oídos, grita, se deja caer al suelo. Sientes las miradas clavarse en ustedes. Susurros. Juicios. Incomprensión. Respiras hondo. Sabes que no es un berrinche, es una crisis sensorial. Sabes que no se trata de falta de límites, sino de un mundo que, a veces, es demasiado para él. Pero los demás no lo entienden. Y ahí estás tú, sosteniéndolo con amor en medio de un mar de opiniones ajenas, deseando que en vez de juicios, hubiera comprensión. Que en lugar de miradas de desaprobación, alguien te ofreciera una de apoyo. Porque la realidad es que no estás sola. Y aunque el mundo aún tenga mucho que aprender sobre la neurodiversidad, tu amor y paciencia son más fuertes que cualquier crítica. Y tú qué, has tenido alguna situación así en público? Os leo.