Este pasaje nos recuerda que el cielo está lleno de adoración. La voz de Dios y la adoración de los redimidos no son débiles ni apagadas, sino fuertes, claras y llenas de vida. Así como el estruendo de muchas aguas y el sonido de arpas, la alabanza verdadera tiene impacto y no pasa desapercibida.
Cuando adoramos aquí en la tierra con sinceridad, nos unimos a esa adoración celestial. Nuestra voz se convierte en parte de ese sonido que estremece y cambia atmósferas.
Pregúntale hoy:
“Abba, que mi voz sea parte del estruendo de adoración que se une con el cielo. Enséñame a adorarte con fuerza, gozo y verdad.”
Decláralo con fe:
“Mi adoración no es pequeña ni se pierde en el ruido. Mi voz se une al sonido del cielo, y con ella declaro la gloria de Dios en la tierra.”
#RetoPraize
#SonidoDelCielo
#PraisePrayMove