Muchas personas imaginan que el Alma es algo lejano, una especie de entidad espiritual separada de ellas mismas, que vive en “otro plano” y que, de vez en cuando, les susurra mensajes o las observa desde algún lugar misterioso.
Y es normal que lo vean así… porque han aprendido a sentirse separadas de sí mismas y de Dios.
Pero la verdad es mucho más cercana y poderosa: el Alma es lo que somos.
No algo ajeno, no un misterio reservado para unos pocos… sino la esencia misma de nuestro ser.
Todo lo que no es Alma es ego. Pero incluso el ego existe dentro del alma, porque no hay nada que esté fuera de ella.
El Alma no es algo “místico” o “raro”. Es la conjunción viva de todo lo que eres:
- Tus sentimientos.
- Tu mente y pensamientos.
- Tus acciones y hábitos.
- La forma en que te percibes a ti mismo.
- Lo que crees posible o imposible para ti.
Todo esto nace desde el núcleo de tu Alma.
Y aquí viene algo clave: muchas personas buscan conectar solo con el corazón y el amor… porque no saben cómo relacionarse con su mente. Pero ese es un gran error. La mente y el corazón están unidos, y solo cuando trabajan en armonía se manifiesta la soberanía del Alma.
Si realmente quieres encontrar libertad en tu vida, debes enfocarte en ser quien viniste a ser en la Tierra.
No a esconderte detrás de excusas o discursos bonitos como “la vida es amor” y luego descuidar tu cuerpo, tu disciplina, tu alimentación o tu práctica espiritual.
Como dijo el Maestro Jesús:
“Ama al prójimo como a ti mismo.”
Y esto no es una frase romántica, sino una profunda enseñanza: ámate tanto a ti mismo que cuando ames a otros, solo puedas dar lo mejor de ti.
Quiero invitarte a reflexionar y a compartir tu visión sobre este tema.
Porque cuando aportamos al contexto en el que participamos, estamos dando.
Y cuando damos… es cuando nos expandimos.
✨ Bendiciones ✨