Este mes, confiamos nuestra misión a María, como lo hizo Marcelino. En sus manos ponemos nuestro caminar, nuestras comunidades y el proceso del XXIII Capítulo General, con la certeza de que su guía nos fortalece.
"Oídme atentamente, comed lo bueno, y se deleitará vuestra alma en la abundancia" (Isaías 55:1-2).