A veces sentimos que “solo fueron 5 minutos en el celular”… “solo dejé que se me fuera la mañana”… “solo moví esta tarea para mañana”.
Pero cuando lo piensas de verdad, no es solo tiempo lo que se va. Es vida.
Cada minuto que se escapa entre distracciones, cansancio o procrastinación es un pedacito de tu vida que ya no vuelve.
Y no te lo digo para que te culpes… te lo digo para que despiertes.
Porque cuando eres mamá emprendedora, tu tiempo no es un recurso cualquiera:
es tu energía, tu enfoque, tu negocio, tus sueños… y también los momentos que quieres guardar con tus hijos, contigo misma y con lo que más amas.
La procrastinación no es flojera.
La procrastinación es un mensaje:
tu mente está saturada, tu energía está baja, tus prioridades no están claras o simplemente estás tratando de sobrevivir al día.
Y eso se vale.
Pero también puedes elegir verlo diferente.
Cuando entiendes que cada minuto es vida… empiezas a ser más consciente.
No desde la presión, sino desde el amor.
Desde el deseo de construir algo para ti, para tus hijos, para el futuro que sueñas.
Hoy no te pido perfección.
Te pido presencia.
Una decisión pequeñita:
“Hoy recupero aunque sea 10 minutos de mi vida.”
Porque cuando una mujer recupera tiempo…
recupera poder.
Y cuando recupera poder…
abre camino para lo que siempre quiso ser.