Hoy comparto lo siguiente con ustedes.

Paz. A veces, en este mundo, solo buscamos tener paz, encontrarnos, entender nuestro camino, hallar estabilidad. Buscamos relajarnos, calmarnos, respirar.

A menudo, nos lanzamos a correr sin detenernos. Cumplimos una meta, nos llenamos de ego, y automáticamente queremos más, sin darnos un respiro, sin hacer una pausa. Pero esas carreras pueden hacernos perderlo todo, porque no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Se trata de mantenernos en el camino el mayor tiempo posible. Muchas veces corremos y corremos, solo para darnos cuenta al final de que lo que hemos conseguido no tiene bases sólidas.

Pensemos en esto: ¿qué pasa cuando corremos sin preparación? Nos cansamos rápido. Ahora imagina que has entrenado para una carrera de resistencia de 40 km. En esta carrera, no importa el tiempo ni la posición; lo único que cuenta es llegar. Pero, si al sonar el pitido de salida te obsesionas con ser el primero, pierdes el propósito de la carrera. No estás ahí para alcanzar la meta, sino para alimentar tu ego, para sentirte mejor que los demás. Y ahí es donde surge el problema: no estamos persiguiendo lo que queremos por un objetivo verdadero, sino por ser "mejores" que los demás. Por eso, no alcanzamos nuestros verdaderos objetivos.

Debemos aprender a perseguir lo que deseamos porque de verdad lo queremos, no para compararnos con otros. Ese es el verdadero éxito: ser mejores porque realmente queremos serlo, no para competir.

A veces, debemos detenernos y reflexionar: ¿por qué corro tanto? ¿Por qué me siento tan estresado? Tómate una pausa. Respira. Por mal que te sientas, date un día sin redes, sin teléfono, sin nada. Sal, pasea, y pasa un momento contigo mismo para entender qué te está pasando realmente.

Gracias a todos por leer. Un fuerte abrazo.

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