Dirigir una pyme a veces se siente como estar en El Juego del Calamar: "Cada decisión es un reto y un paso en falso puede costarte caro".
Trabajas sin parar, vendes, pero el dinero desaparece y nadie puede explicarte con certeza qué está pasando.
Yo también pasé por algo parecido: durante años trabajé con datos sin tener la claridad correcta. Confié en reportes confusos, hojas de cálculo interminables y métricas que parecían decir mucho… pero que en realidad no ayudaban a decidir.
Aprendí —a golpes— que intuir no es una estrategia y que datos mal usados pueden ser tan peligrosos como no tener ninguno.